Con gran dolor de mi corazón, veo por la prensa de hoy que el parque “Andalucía de los Niños” está siendo víctima del más infame vandalismo, y de la dejadez de la Administración. De nada han servido las numerosas gestiones, conversaciones y advertencias realizadas por asociaciones, medios de comunicación, y por mí mismo, no solo ahora, sino desde hace años.  Este no es un problema de la crisis. Ya en 1996 estuvo a punto de sucumbir, por una absurda licencia de demolición que concedió el Ayuntamiento, sobre un bien público que era, y sigue siendo, edificación permanente, protegida por el Art. 27 del Plan Especial de la Cartuja y su Entorno, asumido por el actual Plan General de Sevilla. De ello se deriva una evidente responsabilidad del propietario de las instalaciones, la Dirección General del Patrimonio de la Junta de Andalucía. 

En cualquier país del mundo, este tipo de instalaciones se cuidan y se miman, como lo que son, una fuente permanente de alegría para los niños y para los mayores, para residentes y para visitantes. Y constituyen, además, un atractivo turístico de primer orden. Aquí no, aquí se permite que 80 maquetas primorosamente construidas por los mejores maquetistas del mundo, donde se representan con todo detalle los más importantes monumentos y enclaves de Andalucía, más dos centenares de bonsáis, líneas de ferrocarril, etcétera, se destruyan y se pierdan porque sí, porque ya no interesan 890 millones de pesetas  que costó ese prodigioso jardín. . La única actividad de la EXPO 92 que permanecía con el mismo uso para el que lo ideó su arquitecto, Ignacio Aguilar, y para el que trabajamos más de doscientas personas, con el esfuerzo, la ilusión, y la premura, que requería lo que acabó siendo una de las principales atracciones de la muestra universal;  solo entonces recibió 1.144.116 visitas,  y  es recordada con incurable nostalgia por miles y miles de sevillanos y visitantes. No lo entiendo. (Por si a alguien le interesa, ¿saben qué es lo peor para mí? Pues eso, que no lo entiendo). 

Pero eso es lo de menos hoy. Hoy, por última vez, demando una acción enérgica e inmediata para proteger, salvar lo que se pueda, y elaborar un proyecto creíble de recuperación del Parque Andalucía de los Niños, sin más dilaciones ni pretextos. 

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