Cuento de La Peña de los Enamorados

Y puesto que ya hemos nombrado a la Peña de los Enamorados, les voy a dar otra sorpresa. Hay –o había- un cuento, en la tradición oral andaluza, que se llamaba  precisamente así: “La Peña de los Enamorados”. La recogió el escritor de Morón de la Frontera Alfonso Jiménez Romero (1931-1995), en Arahal, en 1971, a través de una alumna del instituto local. Les hago un resumen, porque el relato es bastante largo; pero pueden leerlo tal cual en mi libro Cuentos maravillosos españoles. (20, Ed. Crítica, Barcelona 1982).

“Había una vez una isla a la que llamaban ´La Peña de los Enamorados´. Allí vivían un conde y una condesa, que era la más  guapa de la isla. La condesa tuvo una hija, y todos decían: “guapa es la madre, pero más guapa es la hija”. La madre le tomó envidia y mandó a dos criados que se llevaran a la niña a un monte y la mataran. Llevaban un perro y le sacaron los ojos, dejando a la niña viva en el monte. [La recuperación de los ojos sucede por efecto de un encantamiento intermedio, en otras versiones del relato]. La niña se acercó a la peña.  Subiéndose a un árbol, vio que llegaban siete bandidos. El capitán dijo: “¡Ábrete rosa!”, luego, ¡Ciérrate, clavel!” Y así la peña se abría y se cerraba. Cuando salieron los bandidos, la niña dijo “Ábrete, rosa”, y así entró en la cueva. Todo estaba muy desordenado y sucio. Lo limpió todo y lo arregló todo, Luego salió y dijo: “¡Ciérrate clavel”, y la peña se cerró.

(Los bandidos acaban descubriéndola, se la quedan, tras decir el capitán: “esta es nuestra hermana”. Cada uno le tendrá que regalar algo. Así, le entregan pulseras, anillos y otras joyas. Un día la condesa se entera (no se dice cómo) de que hay en la isla una mujer más guapa que ella. El conde busca a su hija desesperadamente. La condesa  llama a una bruja y  concierta con ella que busque también a la niña y le ponga un anillo mágico, que la dormirá para siempre. La bruja da con ella y, tras un diálogo engañador, le coloca el anillo. La niña se queda como muerta. Los hermanos, cuando vuelven a la cueva, se sienten desesperados, pues la creen sin vida. Deciden ir al palacio de la condesa, robar un vestido blanco y amortajar con él a la niña. Al parecer, la dejan amortajada a la puerta del palacio de los condes. El padre, cuando la ve, cree también que su hija ha muerto. Pero al ir a enterrarla, ve el extraño anillo, se lo quita y ella revive. Entonces le cuenta al padre lo que ha pasado y ambos van a la Peña, pronuncian la palabra mágica y descubren a los siete bandidos, que están “con los trabucos preparados”. Pero el conde los indulta de sus fechorías anteriores, y todos se abrazan. El conde –que en el relato oral es llamado habitualmente rey-  perdona a aquellos dos criados, y a su mujer la encierra en un subterráneo. Termina el cuento con una cándida manera del gerundio consecutivo: “Siendo la hija la más guapa de la isla”.

Ahí lo tienen, toda una versión de la Blancanieves andaluza, con sus bandoleros, sus trabucos y todo lo que haga falta. Claro que es un cuento muy anterior a esa época histórica (el siglo XIX), que en toda España, y en la América hispana, por lo menos, desarrollaba la envidia de la madre hacia su propia hija, y encubre un mensaje contra el incesto, contenido en la inopinada advertencia del capitán de los ladrones, que en otras versiones del mismo cuento dice: “¡A esta, ni tocarla, que es nuestra hermana!” En efecto, en esas mismas versiones, los bandidos son siete hermanos de la condesita, expulsados del hogar, cuando por fin viene al mundo una heredera, que es lo que más deseaba el conde, o el rey.  Nada de siete hermanitos, ni de madrastra. Esta versión de “La Peña de los Enamorados” tiene la peculiaridad de que incorpora una secuencia de “Alí Babá”, que en España siempre se llamó de otra manera: “Los doce ladrones” (Aquí todavía no llegábamos a cuarenta. Hoy los sobrepasamos con creces).

Dejo para el final el análisis de la palabra isla, que en todo el cuento aparece como un concepto, a primera vista inexplicable, y llamativo, pues no es como en la mayoría de los cuentos, donde todo transcurre en “un país lejano”, puramente  paradigmático, sino que era un elemento concreto de ese paisaje,  en época remota, aunque revestido de un cierto halo poético, como todo lo que se refiere a este lugar extraordinario. Y aparece con toda lógica, pues en tiempos prehistóricos la Peña de los Enamorados estaba prácticamente rodeada de agua, por dos lagos. Una circunstancia en la que, por cierto, recalan poco los estudiosos de los dólmenes (21, El ingeniero Damián Álvarez  Sala, miembro de esta Academia, al que ha llamado la atención esa sorprendente palabra del cuento, isla,  ha hecho observaciones interesantes sobre la condición lacustre del entorno de la Peña y sus posibles relaciones con el agua y con la Luna, en la simbología femenina de estos lugares. (Véase su discurso de ingreso en la institución, Un elogio de lo visible, Antequera, 18 de enero de 2014) y que, sin embargo, sobrevive en un cuento de tradición oral, cuya antigüedad queda revalidada precisamente por este sorprendente dato, que a la vez  confirma un factor geológico antiquísimo, que desapareció; un caso ejemplar de cómo los hechos más antiguos de la humanidad prehistórica siguen siendo recordados tenazmente por la tradición oral, como algunos otros que aquí vemos; así, los restos de canibalismo ritual, la prohibición del incesto, del rapto, de la violación y del robo, la transición del bosque a la agricultura, la trabajosa formación de la familia (incluida la flauta mágica hecha con la tibia de un antepasado protector), y tantos otros que, sin que hoy lo advirtamos,  configuran las bases de nuestro mundo.     

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Videoteca
Entrevista en el programa `Saca la lengua´
Emitido el 19 de Noviembre de 2011 en la 2 de RTVE
Una breve visión de la biblioteca
El programa `El público lee´ de Canal Sur TV entrevista a A. R. Almodóvar a propósito de su biblioteca (25-09-2011)
La memoria de los cuentos
A. R. Almodóvar es el guionista de este documental emitido por TVE2 en el programa `Imprescindibles´ (18-03-2011)
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