ELLE
El trabajo
ingente de este académico de la lengua es el del
típico ratoncito de
biblioteca que pasa desapercibido ante el gran público pero sin el cual
nuestra vida no sería lo mismo. Ni la nuestra, ni la de nuestros hijos,
pues Rodriguez Almodóvar se ha reconocido por su estudio, recuperación y
divulgación de los cuentos populares españoles. El próximo 12 de abril
saldrán a la venta sus memorias, una preciosa recopilación de andanzas,
anécdotas y situaciones personales que pergeñan su vocación literaria,
pero que también trazan la historia reciente de nuestro país.
AldialibrosLibro Memorias del miedo y el pan. En este libro encontraremos las memorias de Antonio Rodríguez Almodóvar, quien pone al descubierto toda una serie de acontecimientos y experiencias, que se unen a un montón de recuerdos, personajes, situaciones, así como a lugares que han formado parte de su vida y que de una o de otra forma han alimentado su pasión por la literatura y la escritura.
En esta narración también le daremos un vistazo a la historia contemporánea de España, retratando un periodo convulso que provocó una enorme sacudida moral, tiempos vividos por el autor durante su infancia.
Aquí Antonio Rodríguez Almodóvar se convierte en un narrador incansable que se ha sumergido en todo tipo de fábulas y relatos pertenecientes a la historia popular de España, importantes textos que no podía permitir que se perdieran en el tiempo. Del mismo modo encontramos todo tipo de historias familiares que hablan sobre la “Guerra y el Cine”, dos alicientes importantes en una época donde el miedo era parte del día a día. Aquí también encontramos el retrato de una tierra que nos ofrece todo tipo de escenarios y de las personas que la habitan.
Sobre el autor de Memorias del miedo y el pan
Antonio Rodríguez Almodóvar es un prolífico escritor de origen español, también es un profesor que se ha dado a conocer por su investigación sobre el folclor, su trabajo le ha permitido ganar el Premio Nacional de literatura infantil y juvenil, entre su larga lista de publicaciones encontramos novelas, relatos, poemas, obras de teatro, cuentos y ensayos como lo son: El texto infinito, El pozo del oro mundo, El parlamento de los animales y muchos otros.
Entreletras
Todo Literatura Ricardo Martínez
Decía el libro antiguo: ‘dime tu nombre y te poseeré. Y poseer ha de entenderse en este caso como pertenencia, como participación, como vínculo. Pues bien, he aquí que este libro discursivo, memorialístico, exhaustivo en acontecimientos y nombres, nos acerca a un testimonio verdaderamente humano en la medida en que los nombres, reales y o por apodos, son numerables, las vicisitudes que conforman la trama variadísimos, y es por ello que aleja de sí un mundo posible de ficción (las memorias tienen mucho de ello en ocasiones), para adentrarnos en un terreno cálido, identificativo, real, intensamente vívido: ‘Era viuda de Luis Tomás Fernández de Córdoba (1813-1873). Anoten también esta relación social, pues no será la única en la proximidad de la familia Massa-Orellana con los Medinaceli, apellido que sustituyó a Fernández de Córdoba en la continuidad de la misma casa nobiliaria. En la dirección del periódico (se refiere a El Universal. Diario político) a Orellana lo sustituyó Carlos Lastra, un primo de mi abuela, que era marqués de Torrenueva, a quien conoceremos también. Como ven, estamos ante lo más granado del hispalensismo, como a mí me gusta llamar a la pasta de intereses combinados de unas cuantas familias de la Sevilla Eterna’.
El libro tiene un ritmo muy dinámico, una elaboración textual muy abierta, participativa respecto al lector; es una crónica en estado puro donde cada lugar está ocupado por un nombre, un acontecimiento, y la realidad real se hace notar como un elemento vital. Incluso cuando ha de hacerse alusión a determinados períodos más sensibles a la memoria, no se escatima claridad y precisión en el sentimiento propio para exponerlo: ‘El cuarto ingrediente que les anuncié, alimento mental de mi primera infancia, es sin duda el relato secreto de La Guerra, como se la conoce, por antonomasia de todas las demás. Aquel desgarro, aquella feroz carnicería que había tenido lugar poco antes de mi llegada al mundo, seguía siendo un tema prohibido, cuyo estado obligatorio era el silencio. Y un miedo íntimo, medular, que sin embargo propendía al contagio’.
Es, también, una crónica próxima en el tiempo, por lo tanto bien fácil de seguir y, desde luego, un relato lleno de información que avalaría una vez más el fundamento de la literatura como fuente histórica.
El lector, a buen seguro, se sentirá pisando tierra firme, fiable, y aún podrá dar rienda suelta a su imaginación emocional, pues el libro, escrito con pulcro ritmo y riqueza verbal, tiene pasajes de meditada calidad literaria: ‘Entre la tarde y la noche, contra las otras llamas del crepúsculo, se formaban las comitivas de regreso, siempre en alegre camaradería. Y si volvíamos la cabeza desde algún punto elevado, aún podíamos ver las últimas hogueras brillando en la creciente oscuridad, como luciérnagas en alguna lejana arboleda del paraíso’.
Leer para conocer, para sentir este ‘fresco de una época y de una vida, y también ofrenda a la memoria de la tierra y de los paisajes, de los hombres y de las mujeres que fueron construyendo en silencio, los tiempos nuevos ... hasta la ansiada llegada de la Democracia’.
28 de mayo y 8 de junio, 2018
La Opinión de Málaga
Canal LibrosAlfonso Vázquez
Antonio Rodríguez Almodóvar: El placer de contar
El escritor y académico de la Lengua Antonio Rodríguez Almodóvar (Alcalá de Guadaira, Sevilla, 1941) publica en Alianza editorial Memorias del miedo y el pan, autobiografía de los años de infancia de este divulgador de cuentos populares, que es un ejercicio de reivindicación de la cultura como elemento transformador de la vida
La autobiografía perfecta es aquella que lo que cuenta resulta de sumo interés, al tiempo que la forma de contar también es digna de recuerdo, por lo que al interés narrativo se suma la calidad literaria.
Las dos condiciones se dan en las Memorias del miedo y el pan, del escritor y académico de la Lengua Española Manuel Rodríguez Almodóvar, (Alcalá de Guadaira, 1941), que acaba de publicar Alianza editorial. El viaje por la vida del narrador sevillano no se limita a su existencia, sino que ante todo ahonda y mucho en las circunstancias orteguianas, así que no es de extrañar que comience con una aproximación a la figura más mítica y deslumbrante de la saga familiar, un supuesto virrey de Filipinas; supuesto porque nunca existieron virreyes en el archipiélago dedicado a Felipe II, aunque según se desgrana después, fue un personaje real pese a que no ocupara un puesto tan deslumbrante.
Historias míticas de algunos fantasmas familiares del pasado y vida personal entroncan así en los recuerdos de infancia de este escritor, tan reconocido, precisamente, por su labor de recopilación y divulgación de cuentos populares. A este respecto, las memorias exhiben un acertado tono muy próximo a la oralidad, lo que permite que el escritor se dirija al lector para reconocer, por ejemplo, que se ha ido por los cerros de Úbeda o para posponer tal o cual historia.
Es este hermoso libro, además, un ejercicio de poético ajuste de cuentas con las circunstancias sociopolíticas que le tocaron vivir a él y otros niños de su generación, la de la sufrida posguerra, tras el triunfo del bando rebelde en la Guerra Civil. Algunas de las páginas más sentidas y brillantes se corresponden con esos años de cartillas de racionamiento y el «matadero de las ideas» de un estricto colegio religioso. El miedo al que hace referencia al título recordaría así la zozobra de esos años de represión política, educativa y religiosa, mientras que el pan es un claro homenaje al que desde hacía siglos proporcionaba a Sevilla su pueblo natal, Alcalá de Guadaira, al que dedica preciosos pasajes, y un guiño al oficio familiar y de medio pueblo: panadero.
Encierra además un valiente ejercicio de psicoanálisis para tratar de comprender el lugar del autor en el mundo y su actitud ante la vida. Porque las glorias de ese alto cargo de Filipinas se esfumaron tiempo atrás y no le alcanzaron, en buena parte, porque su abuela, Dolores Massa, la hija del virrey, decidió dar la espalda a los convencionalismos sociales y casarse con un panadero, el abuelo paterno del autor.
A este respecto, en un momento del libro, quien fuera niño de clase obrera tras el declive económico familiar se pregunta «si en la fuga que emprendí de un destino social de carestía no tuvo mucho que ver la seducción del arte y la literatura, que tiraba de mí hacia arriba (…) Como si obedeciera a una tendencia natural al refinamiento, unida a la imperiosa necesidad de comprender el mundo y escapar de sus miserias».
Existiera o no esa tendencia natural, en el libro planea con fuerza el deslumbramiento ante la cultura, simbolizado en el piano de casa de un amigo, de clase más pudiente, pero también en una de las escenas más bonitas de la obra, cuando siendo un niño pequeño se pone a bailar en la parte desocupada de su casa familiar El Danubio azul, con la única compañía de una anforita de latón.
Escapar del destino marcado en las estrellas gracias a los libros y la música. Antonio Rodríguez Almodóvar lo cuenta de maravilla, aunque en algunos pasajes, la abigarrada parentela familiar despiste un poco.
10 de junio, 2018