El toro de Guernica
El cuento del mes. Revista Escuela May 2011

26 de abril de 1937. Una gran nube de polvo cubre el cielo de Guernica y desaparecen los colores en mi vida. Niños lloran bajo un desordenado puzzle de masacre, madres corren desesperadas hacia ningún lugar. Todo se descompone... Mis ojos se dislocan, casi no puedo moverme. Los aviones nos sobrevuelan una y otra vez. A lo lejos, en París, alguien pinta y me congela. Yo estaba destinado a representar el genio taurino de una nación libre, de una trabajosa república. Pero todo se torció. Las bombas alemanas, el odio de los ricos y de unos generales miserables contra el pueblo, alteraron mi designio para siempre.
el guernica de picasso

Sólo unas cuantas horas de la noche puedo descansar. Hoy ya han encendido las luces del museo y mis ojos despiertan. Oigo la bulliciosa llegada de unos escolares, guiados por sus profesores. Una mañana más me preparo para ser observado, e intento distraerme con sus miradas de incomprensión, de radical asombro. Pero lo que de verdad bulle en mi mente es la rabia de aquel pintor, la locura que se adueñó de su paleta, pariéndome a trazos, rodeándome de amargura, y mi cabeza descompuesta para siempre. Un ojo me puso en la frente, como a Polifemo, y otro en una oreja, para que me acostumbrara a no ver las cosas como parecen, sino como son.

Sin que nadie se percate, un pequeño japonés saca una cámara minúscula y me hace una foto, que podrá enseñar a su jefe y sonreír, sin saber que me me ha robado con su destello un trozo de la oscuridad que soy,  que necesito, como también lo han hecho las carpetas, los juegos de café y las camisetas que venden en la tienda del museo, para que la gente las compre y pasee mi dolor por las calles. Tampoco puedo evitarlo.

A la hora de comer, cambia el turno de los guardas de seguridad, y ese gordo de traje azul se sienta en una silla de patas frágiles y me mira detenidamente. La gente pasa, unos me observan durante una hora y otros apenas un segundo. Pero él me mira una y otra vez, como acechándome, casi adivinando mis ganas de escapar.

Porque una mañana vendrá y el toro no estará aquí y habrá dejado un espacio en blanco que nadie podrá recuperar, porque el genio estará muerto, porque el gordo dormirá. Me descolgaré y volverá el color a mi vida. ¡Cuánto lo deseo!

Por ahora, una niña con trenzas y gafas me observa desde una esquina, mira los dibujos de la otra sala y vuelve corriendo. Durante un rato permanece frente al cuadro con la cabeza agachada... ¿Piensa en los niños muertos o en un helado de fresa? Me mira y sonríe. Tal vez algún día me recuerde y me pinte con los ojos en su sitio, y ya nunca comprenderá lo que aquí pasó.

Otra vez el museo se va quedando vacío. Oigo las luces apagándose, el rumor de las limpiadoras, felices, ajenas a todo lo que les rodea. Vuelve la oscuridad y me exhorto hacia el merecido descanso. Me voy quedando dormido una noche más, para soñar de nuevo con el sol y con el verde esplendor en la hierba mojada. Y sin embargo tengo miedo, un escalofrío me recorre el lomo, mientras una gran nube de polvo cubre el cielo de Guernica. Mañana es 26 de abril de 2011.

Antonio Rodríguez Almodóvar




Videoteca
Entrevista en el programa `Saca la lengua´
Emitido el 19 de Noviembre de 2011 en la 2 de RTVE
Una breve visión de la biblioteca
El programa `El público lee´ de Canal Sur TV entrevista a A. R. Almodóvar a propósito de su biblioteca (25-09-2011)
La memoria de los cuentos
A. R. Almodóvar es el guionista de este documental emitido por TVE2 en el programa `Imprescindibles´ (18-03-2011)
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