Tinieblas del pasado
El cuento del mes. Revista Escuela Sep 2011

En la escuela del futuro, al contrario que en las del pasado, se impartían algunas materias de contenido social que a nadie molestaban. Todo el mundo compartía felizmente un mismo  objetivo: que la humanidad no desanduviera los trabajosos caminos de la democracia; una democracia, por fin, universal. Bastantes guerras, sangre, sudor y lágrimas había costado, como para descuidarse un ápice. Entre aquellas disciplinas, de curso obligado, figuraba una de nombre ciertamente inquietante: Tinieblas del Pasado. Se daba allí cuenta a los adolescentes de cómo habían sucedido ciertas cosas que sonrojaban a la especie. Y en un capítulo, que costaba abrir, se hablaba de un extraño concepto que había sacudido, ofendido y malogrado a muchas generaciones de antaño: el celibato católico. Muy pocos sabían ya de qué se trataba, y hasta el nombre resultaba extraño. ¿Qué había sido aquello?

El enunciado era simple: abstinencia voluntaria de practicar sexo, cual si ello fuera virtud. En el lenguaje de los practicantes: un carisma, un valor sagrado. Se adquiría mediante ritos de adoración a la divinidad, en la forma de voto solemne y colectivo, conforme los neófitos accedían al grado sacerdotal. Hasta el siglo XI no se había incorporado a la ortodoxia, pues al respecto nada había dicho el fundador, que probablemente estuvo casado con una tal Magdalena.

Pronto se advirtió que aquella abstinencia derivaba en tráfico sexual clandestino, pues la humana naturaleza no la consiente, sin que la sustancia química del placer se retuerza y envenene a todo el cerebro. (De ahí procedían otras creencias y prohibiciones aberrantes, como la de la mera homosexualidad, considerada antinatural y pecaminosa; el sexo practicado por amor deleitoso, la planificación familiar de la descendencia, la protección de posibles enfermedades con adminículos elementales, etcétera). Y dado que muchos de aquellos sacerdotes eran, precisamente, de la tendencia del tercer sexo, dirigieron sus necesidades eróticas hacia los niños varones que les eran confiados. Siglos de oscuridad tardó en saberse que decenas de miles de criaturas inocentes, en todo el mundo, habían pasado por actos de lascivia obligada con sus preceptores. Y cientos de millones de dólares, o de euros y otras monedas, costó a la secta resarcir a sus víctimas, siquiera en lo económico.

Mas no por eso la llamada curia romana cambió su criterio. Muchos intentos se hicieron por convencerla de que diese a sus oficiantes libertad de amor adulto, con quien placiera a cada cual, amiga o amigo. Aberración fatal siguió siendo para ellos cualquier entrega de los cuerpos al goce natural, y menos con mujeres, a las que una inveterada misoginia, propia de las antiguas tribus semíticas, seguía considerando inferiores. No hubo forma. Hasta que una comisión de notables neurólogos de todo el mundo llegó a la conclusión de que en realidad aquel celibato, aunque procedía de una enfermedad moral, consentida, casi siempre derivaba en enfermedad mental. Y como tal hubo que tratarla, hasta su erradicación.

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Antonio Rodríguez Almodóvar




Videoteca
Entrevista en el programa `Saca la lengua´
Emitido el 19 de Noviembre de 2011 en la 2 de RTVE
Una breve visión de la biblioteca
El programa `El público lee´ de Canal Sur TV entrevista a A. R. Almodóvar a propósito de su biblioteca (25-09-2011)
La memoria de los cuentos
A. R. Almodóvar es el guionista de este documental emitido por TVE2 en el programa `Imprescindibles´ (18-03-2011)
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