Rajoy a través del espejo

El partido popular admite haber ejercido presiones sobre el Gobierno para cambiar la ley del aborto» (De los periódicos).

Cuando el presidente leyó semejantes titulares, se dijo: «¿Cómo es posible? ¿Yo mismo me estoy dando órdenes contradictorias? Aquí hay gato encerrado».

Fue así como decidió cruzar al otro lado del espejo, cual Alicia, e investigar qué estaba pasando allí dentro. Pronto comprobó que todo sucedía a la manera del segundo relato de Lewis Carrol. En efecto, en aquel mundo inverso todo iba de delante hacia atrás (por ejemplo, se repartían las tartas antes de partirlas –¿es preciso aclarar lo que significa tarta?–), y para leer algo (por ejemplo, la Constitución) había que ponerla delante del espejo, pues estaba escrita en caracteres invertidos. Eso implicaba cruzar el cristal mágico otra vez, en sentido contrario. Demasiado complejo, concluyó, y dejó esa tarea para más tarde. (O sea, la Constitución, ni tocarla. Ya se había proclamado un rey alto y guapo y no era necesaria ninguna otra cosa). Sin saberlo, o sabiéndolo, se había quedado sin el manual para conducirse en el bosque (supongamos, la realidad). El primero con el que se topó fue el Rey Rojo, que tenía toda la careta de Rubalcaba, el cual le prometió ayudarle a recorrer las ocho casillas del ajedrez gigante, dentro de la ley. Rajoy pensó: si este es un mundo al revés, quiere decirse que este mentecato miente, luego haré todo lo contrario: no seguir las reglas del juego y burlarlos a todos.

Lo primero que hizo, en consecuencia, fue coger un tren (quizás el de la Economía) que no iba a ninguna parte y que descarriló al poco tiempo. Así se encontró en el país de los insectos molestos, como el tábano (¿el paro?), la luciérnaga pastelera (¿la corrupción?), la mariposa melindrosa (¿los bancos en quiebra?) y una avispa con peluca (acaso Bárcenas). Sin saber cómo ni haber resuelto nada, estaba ya en la cuarta casilla (¿el cuarto año de mandato?), cuando le salieron al paso dos gemelos revoltosos, dos pillos de mucho cuidado: Tararí y Tarará (con el garbo inequívoco de Paco Correa y Álvaro Pérez), que se ofrecieron a conducirlo por el bosque hasta el Reino de la Felicidad.

Pero el segundo se enreda en sus propios bigotes, Rajoy tropieza con él, cae al suelo y una gran sombra negra, la de un cuervo gigantesco, se abate sobre ellos. Mas él se levanta y echa a correr, sin saber siquiera cómo se llama. Ha perdido la conciencia de sí. Entonces, detrás de unas malezas, ve surgir al sombrerero loco, mismamente Artur Mas, que celebra consigo mismo, a risa partida, el No Cumpleaños de la Independencia, como todos los días del año, menos uno. Contagiado al parecer del conejo blanco de la primera parte, de pronto echa a correr y se aleja, se aleja por un sinfín de caminos inextricables, hasta perderse de vista. Rajoy lo contempla sin saber qué hacer, pero algo se agita en su interior y, de pronto, recuerda quién es. Se recupera un tanto y llega a la quinta casilla, donde le aguarda, sonriente, la Reina Blanca, con todo el porte y la majestad de Angela Merkel. «No te inquietes –le dice–, yo te salvaré». Y pone a su disposición al Caballero Blanco, de sobrenombre De Guindos, el Hermano de Lehman, y el Caballero Rojo, también apodado Cristobalón Montoro, para que lo conduzcan hasta la octava casilla. El segundo le asegura que acaba de poner en marcha una reforma de las cuentas del reino que empobrece a los ricos y enriquece a los pobres. Rajoy siente un cosquilleo incierto, hasta que cae en la cuenta de que, según es todo a ese lado del espejo, ha de entenderlo justamente al contrario. Se tranquiliza y, cabalgando, cabalgando a la grupa del caballo blanco de Cristobalón, llega por fin al Castillo de No Irás y Volverás. Allí es agasajado por la Reina Blancamerkel, con un banquete de categoría. A su lado se sienta un gato bicéfalo; una es la cabeza sibilina de Rouco Valera; la otra, la de Gallardón el Suave. Rajoy se pone a acariciar una y otra, hasta que la segunda manifiesta que no piensa dar un paso atrás en la nueva ley del aborto. Rajoy se enfurece y agarra al morrondo por el cuello y lo sacude, lo sacude… hasta … hasta que despierta. Sudoroso y angustiado, está sacudiendo por el cuello a su propio gato en el Palacio de la Moncloa, gritándole «¡Maldito traidor!, ¡maldito traidor!»…




Videoteca
Entrevista en el programa `Saca la lengua´
Emitido el 19 de Noviembre de 2011 en la 2 de RTVE
Una breve visión de la biblioteca
El programa `El público lee´ de Canal Sur TV entrevista a A. R. Almodóvar a propósito de su biblioteca (25-09-2011)
La memoria de los cuentos
A. R. Almodóvar es el guionista de este documental emitido por TVE2 en el programa `Imprescindibles´ (18-03-2011)
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