Primer artículo académico de A. R. A. sobre Machado.

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 El `Retrato´ de Antonio Machado, a través de las funciones del lenguaje


por

Antonio Rodríguez Almodóvar


(En Antonio Machado verso a verso)


Universidad de Sevilla, 1975







Antes de analizar el famoso poema que abre Campos de Castilla interesan unas consideraciones de tipo general. Siempre obligadas (piensa uno para consolarse) cuando se trata de Antonio Machado, y como pidiendo disculpas no sabe bien por qué. Por la enormidad del atrevimiento, acaso. Por la incertidumbre, mejor, a la hora de poner en el papel, ordenadamente, los tantos y tan emocionados pensamientos como provoca la obra de Machado. Todavía más: por miedo a matar las emociones ésas de la inmediata percepción. Es (continúa uno creyéndose, con tal de no acercarse al ineludible compromiso del profesor de literatura —¡raro oficio!—) como ponerle letra a una música antigua; aquella que en secreto nos reconfortaba. Y luego hostigar a la razón, tan dulcemente adormecida (aunque no engañada) con el manso ruido del poema. Ocurre, sin embargo, que es así como podemos quedarnos definitivamente dormidos. Y la obra de Machado, Machado mismo, no nos lo perdonarían.


Ya en el prólogo que él le puso a Campos de Castilla en 1917 late la angustia, aun serenada por el recuerdo, del hombre que iba de paso entre la metafísica y la dialéctica, a requerimientos del pensador apócrifo que siempre llevó dentro el poeta. Que emergería al fin en las notables ficciones de Abel Martín y de Juan de Mairena. `Ya era, además, muy otra mi ideología´1. Ya había caído en la cuenta de la vanidad del yo, que a fuerza de escarbar en sí mismo acaba perdiéndose por el agujero de una búsqueda tan enajenada. Y en la cuenta extrema: la falacia del llamado mundo exterior. ¿Dentro? ¿Fuera? `¿Seremos, pues, meros espectadores del mundo? Pero nuestros ojos están cargados de razón y la razón analiza y disuelve´2. Esto es lo malo. Que no podemos dejar de mirar, a menos que cerremos los ojos voluntariamente, y mirar —comprender lo de `fuera´— es analizar, que es disolver. Pero así, mediante ese proceso que nos lleva continuamente de la comprensión a la disolución, es como se nos mantiene vívida la ambición de saber. Un saber, por tanto, que se compone principalmente de lo que no se sabe. pronto lo veremos al estudiar el poema elegido. Ahora nuestra preocupación, derivada de todo lo anterior, es ésta: ¿arriesgaremos lo que creemos saber de ese poema sometiéndolo al análisis? Esperemos que algo quede, aunque sea lo no dicho:



´Déjale lo que no puedes

quitarle: su melodía

de cantar que canta y cuenta

un ayer que es todavía´3.



* * *

´Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,

y un huerto claro donde madura el limonero;

mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;

mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

5 Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido

—ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,

mas recibí la flecha que me asignó Cupido,

y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,

10 pero mi verso brota de manantial sereno;

y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,

soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Adoro la hermosura, y en la moderna estética

corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;

15 mas no amo los afeites de la actual cosmética,

ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

Desdeño las romanzas de los tenores huecos

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

A distinguir me paro las voces de los ecos,

20 y escucho solamente, entre las voces, una.

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera

mi verso, como deja el capitán su espada:

famosa por la mano viril que la blandiera,

no por el docto oficio del forjador preciada.

25 Converso con el hombre que siempre va conmigo

—quien habla solo espera hablar a Dios un día—,

mi solidoquio es plática con este buen amigo

que me enseñó el secreto de la filantropía.

Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.

30 A mi trabajo acudo, con mi dinero pago

el traje que me cubre y la mansión que habito,

el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

Y cuando llegue el día del último viaje,

y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,

35 me encontraréis a bordo ligero de equipaje,

casi desnudo, como los hijos de la mar.´4


En esta ocasión el método que vamos a aplicar a nuestro análisis viene dado por la definición y la enumeración de las funciones del lenguaje que hace Roman Jakobson en su Essais de linguistique genérale5. Tomaremos el poema de Machado en su primera condición de texto, y trataremos de probar, siguiendo la teoría de aquel autor, que no existe, a priori, nada que distinga cualitativamente un texto cualquiera de un texto poético, sino que lo poético es una función que puede predominar en determinadas comunicaciones lingüísticas a las que, de modo convencional, llamamos literarias. `On entend parfois dire que la poétique, par opposition a la linguistique, a pour tâche de juger de la valeur des ӕuvres littéraires. Cette manière de séparer les deux domaines repose sur une interpretation courante mais erronée du contraste entre la structure de la poésie et les autres types de structures verbales´6. Afortunadamente, Machado, que en cuestiones de poética se adelantó a muchos logros de las teorías más recientes (algo muy similar a lo que ocurre en Francia con Paul Valéry), viene a apoyar lo mismo en un texto de Abel Martín: `Entre la palabra usada por todos y la palabra lírica existe la diferencia que entre una moneda y una joya del mismo metal. El poeta hace joyel de una moneda. ¿Cómo? La respuesta es difícil... al poeta no le es dado deshacer la moneda para labrar su joya... Trabaja el poeta con elementos ya estructurados por el espíritu, y, aunque con ellos ha de realizar una nueva estructura, no puede desfigurarlos´7. El criterio no puede resultar más moderno, si hasta de estructuras habla. En lenguaje técnico, añade Jakobson: `La diversité des messages réside non dans le monopole de l`une ou l`autre fonction, mais dans les différences de hiérarchie entre celles-ci. La structure verbale d`un message dépend avant tout de la fonction prédominante´8. La poética, pues, no es sino una especialidad de la lingüística, y no separada de las demás especialidades, sino en relación de predominio sobre ellas, cuando hay motivos para pensar que en un texto predomina a su vez la función poética, de la que hablaremos. `En résumé, l`analyse du vers est entièrement de la compétence de la poétique, et celle-ci peut être définie comme cette partie de la linguistique qui traite de la fonction poétique dans ses relations avec le autres fonctions du langage´9.

Esas funciones del lenguaje, por el orden que las define el autor ruso, son:

referencial (o denotativa)

emotiva (o expresiva)

conativa (a veces llamada imperativa)

fática

metalingüística

poética (o estética)


Las tres primeras pertenecían ya a la teoría de K. Bühler. Las restantes son una aportación de Jakobson, aunque para la cuarta toma la terminología de Malinowski.

En cuanto a la correspondencia ente el sistema de los elementos que intervienen en el acto de la comunicación y sus respectivas funciones, sería así:


CONTEXTO

(f. referencial)

EMISOR ........ MENSAJE ...... RECEPTOR

(f. emotiva) (f. poética) (f. conativa)

CONTACTO

(f. fática)

CÓDIGO

(f. metalingüística)


Definiremos cada una de las funciones conforme las vayamos aplicando al análisis.

Antes hemos de manifestar que nuestro punto de vista pretende llevar un poco más lejos la teoría de Jakobson, cuando la apliquemos a un hecho literario. Nos parece advertir, en efecto, que en cada una de las funciones distintas de la función poética existe al menos la posibilidad de que adquiera una función poética secundaria en la estructura del poema. No en vano se admite que todo elemento del discurso está en relación con los de su mismo nivel y, lo que aquí nos importa, con la totalidad misma del sistema. Si el sistema, en nuestro caso, está dominado por la función poética, quiere decirse que todos los demás elementos tendrán una función poética secundaria: la que le da su relación con la totalidad.

El poema alcanza así un dinamismo interno producido por la multiplicidad de relaciones (funciones) que se dan, primero, entre los elementos; segundo, entre cada uno de éstos y la totalidad, a través de la función predominante, que es, repetimos, la función poética. Esta combinatoria dejaría en el esquema un entrecruzamiento de líneas excesivamente complejo, pues hay que tener en cuenta que cada uno de los elementos que constituyen cada una de las seis funciones de Jakobson (se podrían añadir otras funciones de otras teorías) se relaciona en cinco sentidos diferentes, más su relación con la totalidad poética. pero como ésta, antes que poética es significativa, puesto que pertenece a un texto, multiplica por dos a todas las funciones, de donde se deduce que, en el interior del poema, todo lo significativo es poético, y viceversa. La más humilde aliteración significa algo; por ejemplo, que estamos ante un texto poético.

No se crea con todo esto que identificamos la tan problemática `esencia de la poesía´ con una inextricable red de funciones. pero sí tiene que ver con el cambio cualitativo que opera la acumulación misma de funciones a partir de un determinado nivel: el nivel en que cada elemento adquiere, como por añadidura, una función poética secundaria no prevista por el sistema de la lengua.

En nuestro análisis es claro que no podremos formalizar todas y cada una de las funciones de todos y cada uno de los elementos, lo cual a buen seguro llenaría un voluminoso tomo, y no precisamente parco en `odiosas´ representaciones matemáticas. Tan sólo apuntaremos un camino para que mejor se comprendan la teoría y el método y, desde luego, para asomarnos siquiera a la turbadora grandeza de la poesía de Antonio Machado.



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1 Del prólogo a Campos de Castilla, página 47 de las obras completas. Obras, poesía y prosa. Ed. Losada, Buenos Aires, 1964. Citaremos siempre por esta edición.

2 Ib. ib.

3 Nuevas canciones. `Proverbios y cantares, LXXIX

4 Campos de Castilla. Op. cit. XCVII, pág. 125.

5 I. París, 1963.

6 Op. cit. pág. 221.

7 Op. cit. CLXVII, `Abel Martín´, pág. 308.

8 Op. cit. pág.214.

9 Op. cit. pág. 222.





Videoteca
Entrevista en el programa `Saca la lengua´
Emitido el 19 de Noviembre de 2011 en la 2 de RTVE
Una breve visión de la biblioteca
El programa `El público lee´ de Canal Sur TV entrevista a A. R. Almodóvar a propósito de su biblioteca (25-09-2011)
La memoria de los cuentos
A. R. Almodóvar es el guionista de este documental emitido por TVE2 en el programa `Imprescindibles´ (18-03-2011)
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