ARTÍCULOS Y CONFERENCIAS

Por aquello del mes de noviembre, incorporo a la página unas coplas burlescas referidas a la insondable cuestión. Es, en realidad, un alegato en pro de la muerte digna, sin dolor y sin angustias innecesarias. O como dice mi amigo Rafael M.Astola, el primero en contestarme, "eutanasia dulce,despedida sin pañuelos y con buñuelos, alegría de vivir y un sacudirse las mentiras a tiempo". Que os sea de provecho.


Yo tan sólo solicito,
cuando la muerte me llame,
que no me haga sufrir.
Pues yo no sé qué delito,
como el príncipe infeliz,
fuera nacer, para, encima,
morirse en un puro grito.  

Que no me dé yo ni cuenta
que la cuenta se acabó.
No quiero dolerme, no.

Que ya es bastante dolor
de esta vida separarse
sin saber que haya detrás,
para que duela el percance.

Se fue, pero no sufrió.
 Me basta con que eso digan.
El paso no lo sintió.

La fama me importa un pito.
Las riquezas, no las tengo.
Ya comprendéis lo que digo.

Que  no me dé yo  ni cuenta
que la cuenta se acabó.
No quiero dolerme, no.

No se engañe nadie, no,
pensando que hay que morirse
con tributo de dolor.

Bastante nos engañaron
con que este valle es de lágrimas,
y que a vivir renunciáramos
por otra vida más larga.

Que si por méritos fuera
para entrar más derechito
en el cielo, se entendiera.

Que  no me dé yo ni cuenta
que la cuenta se acabó.
No quiero dolerme, no.

Lo malo será que el rito
de morirse en nada mueva
las puertas del Paraíso.

¿Quién ha vuelto del allá
para que yo me resigne
a dolerme por pasar?

¿Peregrinas fantasías
en las que nunca creí
podrán venirme ese día
en el confuso morir?

Que  no me dé yo ni cuenta
que la cuenta se acabó.
No quiero dolerme, no.

¿Ángeles y querubines
se me lleven en volandas
al cielo del que no vine,
entre nubes de algodón?

Y ni que fueran de azúcar.
Todo lo dispenso yo
por irme sin amargura.
 
Pues de cuentos sé yo un ciento
y de memoria esa historia
de que todo es sufrimiento.

Que  no me dé yo ni cuenta
que la cuenta se acabó.
No quiero dolerme, no.

Y a modo de testamento,
para que duda no os quepa,
en la copla dejo dicho:
dilatar no lo consiento
el instante decisivo.
Al contrario: se acelere,
si ha de ser más suavecito.

Que  no me dé yo ni cuenta
que la cuenta se acabó.
No quiero dolerme, no.


Antonio Rodríguez Almodóvar
(Sevilla, año de poca gracia de 2007)

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